España

En España se habla de Patrias, Naciones, Federaciones o Paises, como el que habla de canicas de colores. Se confunden términos, se mezclan definiciones, se equivocan conceptos y se acaban diciendo unas estupideces, que cualquier observador imparcial que pretenda hacerse una idea de lo que es España y hacia donde se encamina su Sociedad, acabará por determinar, que ni sabemos lo que somos, ni sabemos lo que queremos, ni sabemos hacia donde vamos.

Recuerdo hace años, en los albores de mi Pensamiento político, cuando por mi mesita de noche circulaban personajes tan variopintos como Jose Antonio, Goebles, Ortega y Gasset, o Bochaca, que cayó en mis manos un panfleto falangista, donde se explicaba detalladamente el significado de conceptos como Patria, Estado, Nación o Pais. En los últimos años, en los que comparto viajes, tardes aburridas y visitas al servicio con Sánchez Dragó, Pérez Reverte, Jesús Lainz o el mismo FJL, he hallado nuevas definiciones, no tan diferentes como las de aquellas aprehendidas en mi pubertad, como a estos últimos intelectuales gustaría.

Creo que la prosperidad intelectual se alcanza cuando uno es capaz de elaborar su propia idea, sintetizando lo aportado por tantos y tantos excelentes pensadores, que han acompañado cada uno de los pasos de nuestro crecimiento, pues todos nosotros no somos más que el producto de las experiencias vividas a lo largo de una vida.
¡qué sabios son nuestros mayores!
¡cuánto tenemos que aprender de ellos!

España, España, España. Me encanta esta palabra. Después de Jesucristo y el Camino de Santiago, no he encontrado un concepto que disponga de mayor número de interpretaciones y haya generado tantas controversias. Unos la tratan de Estado, otros solo quieren ver en ella una Patria, unos la detestan y la desprecian, otros la aman por encima de todo, muchos la interpretan como un amasijo amorfo de deportes y centros comerciales y hasta algunos han llegado a decir de ella, que la Nación es un concepto "discutido" y "discutible". En conclusión, somos víctimas de nuestra Historia, de nuestros miedos, de nuestros complejos y, sobre todo, de nuestra propia ignorancia.
Seguramente, España es el conjunto de todas estas definiciones, o no, quizás España sea lo que es, independientemente de los deseos o creencias de los españoles.

He de reconocer que mi delirante, intransigente y desaforado amor a España se lo debo a mi padre. Nunca he conocido a nadie con un amor por su Patria tan puro, limpio, profundo y desinteresado, un sentimiento que durante toda mi vida he tratado de entender, pues siempre me ha servido de ejemplo y guía. Recuerdo siempre una frase, que me dijo cuando entre los innumerables carteles que poblaban mi habitación de niñato, encontró una bandera nacional, adornada con el águila de San Juan. Me apremió a que la descolgara y la sustituyera por una con el escudo constitucional, con un argumento que he recordado continuamente desde aquel día. Ante la extrañeza que me produjo que sólo fuera ésa la bandera que le llamó la atención, le pregunté que cómo podía ser que me la hiciera descolgar, cuando yo se la había visto a el en muchísimas ocasiones. El me contestó, "porque a mi me tocó amar, respetar y defender a esta bandera, a tí te ha tocado amar, respetar y defender a esta otra, pero España sigue siendo la misma, España no ha cambiado, solo ha cambiado su escudo". Creo que desde ése momento aprendí a querer a España.

España es mucho mas sencilla de lo que muchas veces nos parece. España es nuestra Historia, desde la más gloriosa hasta la mas oscura, España es nuestra Geografía, desde la más árida y seca a la mas excelsa y maravillosa, España son nuestras costumbres, nuestra tradiciones, España es nuestra gente, España son nuestros heroes y nuestros cobardes, la de nuestros patriotas más ilustres y nuestros villanos más miserables, España se ha conformado por nuestras empresas más acertadas y nuestros errores más terribles. España es todo lo que nos rodea, lo que más nos gusta y lo que más odiamos. España es solo una y pertenece tanto a los que más la detestan, como a los que más la adoran, pues España no tiene dueño, España pertenece a todos y cada uno de los ciudadanos que conformaron, conforman y conformarán su Nación.
Y amar a España es como amar a la esposa, en lo bueno y en lo malo, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, pero tiene una notable diferencia, el amor a España trasciende a nuestra muerte, pues el amor a España nos acompaña en la herencia dejada a nuestros hijos.

Viva España, Visca Catalunya, Gora Euzkadi, Arriba España... ¿qué diferencia hay? todo es España y ni artículos de Prensa, ni opiniones intelectuales, ni libros, ni Estatutos, ni Constituciones van a variar nunca el único y verdadero concepto.

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